En Bici: Del Caos a una Solución Personal
Mi nombre es Mauricio Avilés, soy un costarricense más que decidió abandonar el automóvil y utilizar la bicicleta como medio de transporte para ir y regresar del trabajo. En este texto cuento mi historia sobre esa transición.
Durante ese tiempo utilicé mi automóvil para trasladarme y veía como cada día perdía entre 3 y 4 horas de mi tiempo libre manejando entre gente malhumorada, maleducada y muy agresiva. Y no es que no me afectara, evidentemente vivía estresado y me fui volviendo agresivo como respuesta para poder enfrentar ese enfermizo ambiente que reina en las carreteras.
Las aplicaciones como Waze fueron mis aliadas durante ese tiempo, aprendí a planear mi ruta por calles poco transitadas, evitando las zonas de mayor congestionamiento. Sin embargo esto no fue suficiente, ya que las rutas alternas se fueron congestionando poco a poco hasta que era casi lo mismo que usar rutas principales. Eso sí, conocí muchas rutas y lugares que desconocía. Desgraciadamante no andaba paseando, lo que necesitaba era trasladarme al trabajo. Luego de esos años en Alajuela, llegué a la conclusión de que definitivamente lo mejor es vivir cerca del trabajo.
Empecé a trabajar en Barrio Amón, en San José centro, y decidí pasarme a vivir a Sabanilla y no volver a vivir esa presa monstruosa que se hace a las 6am para salir de Cartago. Estaba tan acostumbrado a andar en automóvil, que a pesar de que en Sabanilla contaba con un servicio de buses estable y completamente conveniente, seguí utilizándolo todos los días.
Las presas que se hacen en Barrio Amón son descomunales, similares a las que se hacen en otros puntos de San José. Los conductores se atraviesan en las intersecciones, se estacionan sobre línea amarilla osbtaculizando el tránsito, se ignoran por completo las zonas peatonales y se abusa del pito (claxon) como si eso fuera a ayudar a solucionar de alguna forma el problema vial. La Policía de Tránsito ignora por completo la situación y es común verlos también estacionados en línea amarilla mientras utilizan sus celulares y el mundo arde a su alrededor.
Ir a trabajar en automóvil a ese lugar es todo un lujo porque significa, además, pagar (por día) unos 5000 de parqueo privado, o más de 6000 si se usan los parquímetros de la Municipalidad y se le paga a algún "wachi" para que no le roben el carro.
Empecé a utilizar el transporte público para trasladarme, durante la mañana es una excelente opción, tardaba cerca de 30 minutos en llegar al trabajo. Pero el viaje de vuelta es completamente otra historia. Los autobuses siguen las vías principales, por lo que regresar en hora pico a Sabanilla toma entre hora y hora y media. Es simplemente absurdo, caminando a buen paso se dura cerca de 50 minutos.
El día que el autobús en el que iba chocó con un carro en los Yoses y el chofer me prohibió bajarme hasta que llegara la Policía de Tránsito sentí tanta frustración que casi me pongo a llorar. No es posible que no tenga la libertad de moverme por esta ciudad. No es posible que tenga que estar sujeto al humor de todos los demás. No puede ser que no quede otra opción más que aceptar cabizbajo el destino de perder la vida encerrado en un vehículo.
Lo pensé durante varios días, por supuesto que ya no soy adolescente y mi condición física no es ni remotamente cercana a la que tuve en otros tiempos. Todo el camino desde Barrio Amón hasta Sabanilla es de subida. Algunas partes son realmente empinadas y dudaba de mi capacidad para subirlas en una bicicleta que no tiene cambios y es "dura". Finalmente conseguí un casco, chaleco y me decidí a intentarlo.
El primer día que subí esas cuestas me costó muchísimo. Me vine en plena hora pico atravesando Barrio Escalante, la UCR y luego Cedros. Llegué a la casa y mi novia no pudo ocultar el asombro y susto al verme con esa cara de sufrimiento, ojeras oscuras y totalmente empapado por el aguacero que se vino en el camino. Pero la satisfacción fue inmediata, primero porque lo había logrado y segundo porque sólo había durado unos 30 minutos en el trayecto (yo sentí que fueron horas).
Durante los demás días me fui preparando mejor, conseguí las luces para la bicicleta, ropa extra para cambiarme y mojarme sin problema, un bulto hecho completamente de material reflectivo para evitar poner el chaleco encima, y hasta un parlante a prueba de agua para ir escuchando música.
Poco a poco he ido dominando la ruta y mis trayectos al trabajo en la mañana se han convertido en placenteros viajes en bicicleta de 20 minutos (claro, porque voy de bajada) y los de regreso en un rato de ejercicio físico que disfruto mientras adelanto las interminables presas.
¿Problemas con los conductores de auto? He tenido muy pocos, hay gente que aparentemente bloquea de su visión a los ciclistas y no hacen los altos, otros que le cierran el paso a uno en los giros hacia la derecha y he topado con autobuses que no dan espacio y lo rebasan a uno a escasos centímetros. Pero han sido muy pocos casos y también por eso he escogido rutas donde hayan pocos buses y aprovecho el atajo que brinda el campus de la UCR para atravesar una de las zonas más problemáticas de Montes de Oca.
El cambio hacia la bicicleta fue mi solución para el caos que se vive en las vías. No creo que sea la solución para todos, hay personas que no conciben mojarse (aunque vivamos en un país tropical), o hacer algún esfuerzo físico aparte de mover los pies en los pedales del automóvil. También hay personas que debido a condiciones específicas, no podrían movilizarse en bicicleta o caminando. Pero en mi caso, a cambio de recuperar esas horas de vida perdidas en tristes congestionamientos, estoy completamente dispuesto a incomodarme un poco y ser un carro menos en las calles (y de paso obtener beneficios en la salud).
Invito a todos aquellos que se sientan identificados con la desesperación e impotencia de vivir atrapados entre humo, pitos y agresividad, a considerar el uso de otros medios de transporte. La situación no está cerca de cambiar, sólo seguirá empeorando. Si usted cree que haciendo más calles, calles más anchas, puentes, o alguna otra cosa similar, se va a solucionar el problema del congestionamiento vial, lamento avisarle que está soñando. El problema no es la infraestructura, el problema es que cada vez más y más gente decide encerrarse en su burbuja automovilística y se niega a salir de ella. Cualquier mejora que se haga en las vías va a ser inmediatamente absorbida por más automóviles.
La solución tiene que salir de cada uno. La solución es para uno mismo, tratando de vivir más cerca del trabajo y evitando el uso del carro. Nadie más nos va a solucionar el problema de la movilidad.
Presas en San Pedro, Rotonda de la Hispanidad |
El caos
Durante varios años he sufrido en carne propia la desesperación y frustración que involucra manejar un automóvil a través del Área Metropolitana de Costa Rica. Durante muchos años viví y trabajé en Cartago, por lo que el transporte no era un problema, pero con un cambio en el puesto de trabajo tuve que viajar durante dos años entre Cartago y Alajuela.Durante ese tiempo utilicé mi automóvil para trasladarme y veía como cada día perdía entre 3 y 4 horas de mi tiempo libre manejando entre gente malhumorada, maleducada y muy agresiva. Y no es que no me afectara, evidentemente vivía estresado y me fui volviendo agresivo como respuesta para poder enfrentar ese enfermizo ambiente que reina en las carreteras.
Las aplicaciones como Waze fueron mis aliadas durante ese tiempo, aprendí a planear mi ruta por calles poco transitadas, evitando las zonas de mayor congestionamiento. Sin embargo esto no fue suficiente, ya que las rutas alternas se fueron congestionando poco a poco hasta que era casi lo mismo que usar rutas principales. Eso sí, conocí muchas rutas y lugares que desconocía. Desgraciadamante no andaba paseando, lo que necesitaba era trasladarme al trabajo. Luego de esos años en Alajuela, llegué a la conclusión de que definitivamente lo mejor es vivir cerca del trabajo.
Empecé a trabajar en Barrio Amón, en San José centro, y decidí pasarme a vivir a Sabanilla y no volver a vivir esa presa monstruosa que se hace a las 6am para salir de Cartago. Estaba tan acostumbrado a andar en automóvil, que a pesar de que en Sabanilla contaba con un servicio de buses estable y completamente conveniente, seguí utilizándolo todos los días.
Las presas que se hacen en Barrio Amón son descomunales, similares a las que se hacen en otros puntos de San José. Los conductores se atraviesan en las intersecciones, se estacionan sobre línea amarilla osbtaculizando el tránsito, se ignoran por completo las zonas peatonales y se abusa del pito (claxon) como si eso fuera a ayudar a solucionar de alguna forma el problema vial. La Policía de Tránsito ignora por completo la situación y es común verlos también estacionados en línea amarilla mientras utilizan sus celulares y el mundo arde a su alrededor.
Barrio Amón, todos los días |
Empecé a utilizar el transporte público para trasladarme, durante la mañana es una excelente opción, tardaba cerca de 30 minutos en llegar al trabajo. Pero el viaje de vuelta es completamente otra historia. Los autobuses siguen las vías principales, por lo que regresar en hora pico a Sabanilla toma entre hora y hora y media. Es simplemente absurdo, caminando a buen paso se dura cerca de 50 minutos.
El día que el autobús en el que iba chocó con un carro en los Yoses y el chofer me prohibió bajarme hasta que llegara la Policía de Tránsito sentí tanta frustración que casi me pongo a llorar. No es posible que no tenga la libertad de moverme por esta ciudad. No es posible que tenga que estar sujeto al humor de todos los demás. No puede ser que no quede otra opción más que aceptar cabizbajo el destino de perder la vida encerrado en un vehículo.
El cambio
Durante mi adolescencia en Cartago el Freestyle fue mi deporte, a pesar de las limitaciones intrínsecas de las BMX, la usaba para moverme por todos lados. Por eso siempre he guardado una vieja BMX negra, por nostalgia más que todo. Se la había prestado a mi hermano que la usaba para moverse por San José. Observé los cambios positivos que le produjo el uso de la bicicleta y eso me motivó muchísimo. Cuando él tuvo su propia bici, le pedí la vieja BMX de vuelta y decidí probarla para ir al trabajo.Lo pensé durante varios días, por supuesto que ya no soy adolescente y mi condición física no es ni remotamente cercana a la que tuve en otros tiempos. Todo el camino desde Barrio Amón hasta Sabanilla es de subida. Algunas partes son realmente empinadas y dudaba de mi capacidad para subirlas en una bicicleta que no tiene cambios y es "dura". Finalmente conseguí un casco, chaleco y me decidí a intentarlo.
El primer día que subí esas cuestas me costó muchísimo. Me vine en plena hora pico atravesando Barrio Escalante, la UCR y luego Cedros. Llegué a la casa y mi novia no pudo ocultar el asombro y susto al verme con esa cara de sufrimiento, ojeras oscuras y totalmente empapado por el aguacero que se vino en el camino. Pero la satisfacción fue inmediata, primero porque lo había logrado y segundo porque sólo había durado unos 30 minutos en el trayecto (yo sentí que fueron horas).
Durante los demás días me fui preparando mejor, conseguí las luces para la bicicleta, ropa extra para cambiarme y mojarme sin problema, un bulto hecho completamente de material reflectivo para evitar poner el chaleco encima, y hasta un parlante a prueba de agua para ir escuchando música.
Poco a poco he ido dominando la ruta y mis trayectos al trabajo en la mañana se han convertido en placenteros viajes en bicicleta de 20 minutos (claro, porque voy de bajada) y los de regreso en un rato de ejercicio físico que disfruto mientras adelanto las interminables presas.
En la UCR jugando con una escultura en uno de mis primeros viajes. |
¿Problemas con los conductores de auto? He tenido muy pocos, hay gente que aparentemente bloquea de su visión a los ciclistas y no hacen los altos, otros que le cierran el paso a uno en los giros hacia la derecha y he topado con autobuses que no dan espacio y lo rebasan a uno a escasos centímetros. Pero han sido muy pocos casos y también por eso he escogido rutas donde hayan pocos buses y aprovecho el atajo que brinda el campus de la UCR para atravesar una de las zonas más problemáticas de Montes de Oca.
El cambio hacia la bicicleta fue mi solución para el caos que se vive en las vías. No creo que sea la solución para todos, hay personas que no conciben mojarse (aunque vivamos en un país tropical), o hacer algún esfuerzo físico aparte de mover los pies en los pedales del automóvil. También hay personas que debido a condiciones específicas, no podrían movilizarse en bicicleta o caminando. Pero en mi caso, a cambio de recuperar esas horas de vida perdidas en tristes congestionamientos, estoy completamente dispuesto a incomodarme un poco y ser un carro menos en las calles (y de paso obtener beneficios en la salud).
Invito a todos aquellos que se sientan identificados con la desesperación e impotencia de vivir atrapados entre humo, pitos y agresividad, a considerar el uso de otros medios de transporte. La situación no está cerca de cambiar, sólo seguirá empeorando. Si usted cree que haciendo más calles, calles más anchas, puentes, o alguna otra cosa similar, se va a solucionar el problema del congestionamiento vial, lamento avisarle que está soñando. El problema no es la infraestructura, el problema es que cada vez más y más gente decide encerrarse en su burbuja automovilística y se niega a salir de ella. Cualquier mejora que se haga en las vías va a ser inmediatamente absorbida por más automóviles.
La solución tiene que salir de cada uno. La solución es para uno mismo, tratando de vivir más cerca del trabajo y evitando el uso del carro. Nadie más nos va a solucionar el problema de la movilidad.
¡Gracias por compartir la experiencia! Me gustó el comentario final sobre la infraestructura. Ampliar y ampliar calles no ayuda en nada, sino que alivia el problema por un tiempo. Definitivamente los carros no deben ser el medio de transporte principal... Estoy optimista de que esta situación va a cambiar pronto en CR, se puede sentir como es un tema de interés para muchos.
ReplyDeleteAporte corto: En algun lugar leí que hacer más calles y más anchas para solucionar el congestionamiento, es como aflojarse la faja para solucionar la obesidad.
ReplyDeleteExcelente gracias por compartir tu historia, comparto tu opinión que uno gasta horas de vida metido en un automóvil lo cual es injusto para cualquier ser humano. A mi se me imposibilita lo de andar en bici pq trabajo en lindora y vivo en cartago :P, sin embargo una opción que tengo en mi trabajo es el tele-trabajo por cual estoy infinitamente agradecida, de igual forma si me toca ir varios días a la oficina y lo que hago es hacer carpooling con un compañero, creo que formas para mejorar la calidad de vida de los trabajadores hay lo importante es que las empresas las adopten y q nosotros colaboremos ya que mejora en la infraestructura vial y medios de transporte en CR lo veo un poco lejano.
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