Una generalización de la selección natural
Este texto fue elaborado como trabajo del curso Biología Molecular Computacional de la Maestría en Ciencias de la Computación del Tecnológico de Costa Rica, en junio de 2015.
“The selfish gene”,
de Richard Dawkins, es un libro que llamó mucho la atención de la comunidad
científica y del público en general desde su publicación en 1976. Expone una
nueva visión de la teoría de la evolución, propuesta por Charles Darwin, pero aplicándola a las unidades de
herencia de los organismos vivos: los genes.
La tesis principal de Dawkins es que los genes, y por lo
tanto todos los seres vivos, tienden a actuar de una forma individualista,
buscando siempre el beneficio propio, antes del beneficio de grupos o de otros
seres vivos. Esto representa un ataque al concepto que se conoce como selección
de grupos, que se propone como un mecanismo evolutivo en el que muchas especies
suelen formar grupos o estructuras sociales para buscar el beneficio de los
miembros, aunque para algunos individuos signifique realizar algún tipo de
sacrificio por el bien grupo.
Desde su punto de vista, tal mecanismo no tiene ningún
sentido evolutivo porque no se perpetúan los genes del individuo que se
sacrifica por el grupo, lo cual es uno de los puntos más básicos de la teoría
de la evolución. La selección natural es el proceso gradual mediante el cual se
da la evolución, y para sobrevivir la competencia que promueve este proceso, se
hace necesario ser egoísta y poner los intereses propios antes que los de los
demás.
El opuesto de ese concepto de egoísmo viene a ser el
altruismo. El altruismo en este contexto se puede ver como cualquier práctica
donde un ser vivo sacrifique algún recurso por el beneficio de otro, por más
pequeño que sea. Sin embargo, aunque se pueda ver como un opuesto, pueden
existir casos donde el altruismo expresado por un ser vivo le sirva para
perpetuar sus genes, como es el caso del cuidado de los padres hacia sus hijos.
De esta forma, Dawkins define diferentes tipos de altruismo:
el de una especie entera por beneficiar otras especies, el de un individuo por
beneficiar a un grupo de su misma especie y el que se da en beneficio de sus
propios genes.
El primer tipo de altruismo sería básicamente no existente,
ya que cualquier especie que se sacrifique por otra se extinguiría
eventualmente.
El segundo es el que Dawkins ataca y también señala como no
existente, para él es un error asegurar que los individuos buscan sacrificarse
ellos mismos antes que producir un daño al grupo. Afirma que el agrupamiento de
individuos por el que se comete el sacrificio es completamente arbitrario. Así
como un individuo se puede sacrificar por su manada, se podría sacrificar por
su especie, género, clase o reino.
El tercer tipo de
altruismo sería una manifestación del egoísmo del gen, lo más importante es
perpetuarse y por lo tanto es absolutamente necesario proporcionar todo el
bienestar posible a los hijos, quienes son los portadores de los genes de sus
padres.
Por consiguiente, algunos tipos de altruismo son simplemente
manifestaciones del mismo egoísmo de los genes.
Pero cabe cuestionar un momento esa regla de que lo más
importante siempre es “perpetuar los genes”. Los únicos individuos que pueden
compartir el 100% de su información genética son los gemelos idénticos, el
resto comparte porcentajes mucho más bajos. Un padre comparte en promedio el
50% de la información genética con sus hijos. Podría interpretarse que cuando
un padre comete actos altruistas con sus hijos, lo está haciendo por perpetuar
la mitad de sus genes.
Un individuo comparte con su abuelo aproximadamente el 25%
de la información genética, al igual que con algún tío. De igual forma se puede
calcular el porcentaje de similitud que tienen los genes de dos parientes
cualesquiera.
Si vemos el asunto de perpetuar los genes como algo
netamente porcentual, entonces sería posible afirmar que si es válido que un
padre cometa actos altruistas por sus hijos con un 50% de sus gentes, entonces
también sería válido que un pariente haga lo mismo porque también comparte
algún porcentaje de sus genes, sólo que como son menos, entonces tal vez el
sacrificio no sea tan grande o sea esporádico.
Desde esta perspectiva no suena tan descabellado pensar que
un individuo se sacrifique por un grupo, que a la larga podrían ser sus
parientes y podrían compartir un alto porcentaje de genes. Pero
definitivamente, la relación más fuerte se daría siempre entre padres e hijos.
Para entender de dónde nace el concepto del egoísmo en los
genes, Dawkins hace un viaje al origen mismo de la vida, en las etapas
tempranas de la evolución, cuando todavía no había seres vivos como los
conocemos, si no moléculas estables.
Dado que en este ambiente primitivo no existen seres vivos, la
teoría de la evolución no aplica; Dawkins generaliza el concepto de la
supervivencia del más apto a la supervivencia de lo estable.
En la naturaleza, los átomos buscan formar estructuras estables
y así las moléculas se forman por átomos buscando estabilidad. En las etapas
tempranas de la evolución, las moléculas que prevalecían eran las que tenían
alguna estructura o configuración estable.
Ácido desoxirribonucléico, el replicador de la vida conocida.
Eventualmente, las estructuras estables dieron origen a los
replicadores, moléculas que utilizan partículas simples en su entorno para
construir una copia de sí mismas. Otra posibilidad, es que los replicadores no
hicieran copias de sí mismos, sino de una especie de negativo, el cual, a su
vez, realiza copias que son similares al replicador original. La evolución de
estos replicadores opuestos, supone, llegó a ser lo que hoy conocemos como ADN,
que se comporta de una manera similar.
Al referirse a la estabilidad de los replicadores, se
describen tres tipos de estabilidad: longevidad, velocidad de reproducción y
exactitud de las réplicas.
La longevidad parece algo que se sigue naturalmente de la
estabilidad, un replicador que existe durante mucho tiempo logra hacer más
copias de sí mismo que otro que existe poco tiempo.
Por otro lado, la velocidad de reproducción es la rapidez
con la cual un replicador logra reproducirse. Entre más rápido se reproduzca,
más oportunidad va a tener de perpetuarse.
Por último, la exactitud con que hace las réplicas también
incide en su estabilidad. Si un replicador se reproduce rápidamente pero se
cometen muchos “errores” en las copias, se reduce la posibilidad de
supervivencia porque los descendientes son muy diferentes a sus antecesores.
En este último tipo de estabilidad se produce una
interesante paradoja: los errores de replicación son necesarios para que se dé
la evolución, pero muchos errores ponen en riesgo la supervivencia. Las
moléculas como el ADN cometen errores al replicarse, pero en general siempre
“tratan” de evitarlos. Se podría decir que nadie quiere evolucionar, pero es
inevitable.
Modelo de la estructura del ADN
Conforme avanzó el tiempo, las partículas esenciales para
replicarse fueron escaseando y se dio campo a la competencia entre
replicadores. Posiblemente desarrollaron características que permitían, por
ejemplo, romper otra molécula contrincante con el fin de reutilizar sus
componentes. En esta competencia por continuar siendo estables y luchar por los
recursos, los replicadores desarrollaron estrategias para protegerse.
De esta forma, pudieron aprovechar o construir estructuras
como membranas para resguardarse del exterior. Así se propone un posible origen
de la célula, que vendría a ser una especie de vehículo o máquina de
supervivencia de los replicadores.
Es cerca de este punto donde la propuesta de Dawkins se
conecta con la teoría de la evolución de Darwin. Los replicadores siguen
existiendo en grandes colonias, que conocemos como seres vivos, los cuales
pueden verse como grandes robots que controlan para poder seguir haciendo lo
que siempre han hecho: copiarse a sí mismos.
Es interesante notar cómo se cambian los roles desde la
visión de Dawkins, los genes tienen características humanas como el egoísmo, y
los seres vivos se describen como máquinas que funcionan como guardianes de los
primeros.
La propuesta de Dawkins en estos primeros capítulos es
definitivamente muy interesante, brinda una posible explicación de cómo empezó
la vida por medio de una generalización de los mecanismos de la teoría de la
evolución que se aplican en un entorno donde todavía no se puede hablar de seres
vivos. La experimentación ha demostrado
cómo bajo ciertas condiciones moléculas complejas se forman a partir de otras
más simples, haciendo ver que efectivamente es posible que esto haya sucedido.
Sólo hace falta un factor muy importante que es complicado de replicar: el paso
de 4000 millones de años.
Richard Dawkins, autor de "The Selfish Gene"
Referencias
Dawkins, R.
(2006). The selfish gene (30th
anniversary ed.). Oxford: Oxford University Press.
Imágenes
"Charles Darwin photograph by Julia Margaret Cameron, 1968" by Julia Margaret Cameron - http://jadepricephoto.com/darwiniana/4.jpg. Licensed under Public Domain via Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Charles_Darwin_photograph_by_Julia_Margaret_Cameron,_1968.jpg#/media/File:Charles_Darwin_photograph_by_Julia_Margaret_Cameron,_1968.jpg
"DNA replication split" by I, Madprime. Licensed under CC BY-SA 3.0 via Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:DNA_replication_split.svg#/media/File:DNA_replication_split.svg
"ADN animation" by brian0918™ - Own work. Licensed under Public Domain via Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:ADN_animation.gif#/media/File:ADN_animation.gif
"Richard Dawkins Cooper Union Shankbone" by David Shankbone - Own work. Licensed under CC BY 3.0 via Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Richard_Dawkins_Cooper_Union_Shankbone.jpg#/media/File:Richard_Dawkins_Cooper_Union_Shankbone.jpg
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